jueves, 30 de abril de 2015

Hasta pronto hermano. Hay momentos en que hay que hacer a un lado todo para ocuparse del dolor familiar...

Gustavo Albizures
MIGUEL ANGEL ALBIZURES
Hay momentos, en que a pesar de los múltiples temas que están a la vista, no sabe uno qué escribir, se le tupe la mente y la profunda crisis del país pasa a un segundo o tercer plano. Pareciera que poco o nada le importan a uno las peticiones históricas de renuncia, nada menos que del Presidente y su Vicepresidenta, que inundan las redes sociales y provocan esa unidad de diversos sectores que se manifiesta espontánea, aunque con diversos intereses de por medio y por supuesto, con objetivos disímiles, según el grado de relación que se tenga con la galopante corrupción en las instituciones, y la cercanía con bandas criminales y defraudadoras que existen.


Pero hay momentos en que hay que hacer a un lado todo y ocuparse de lo personal, del dolor familiar que provoca la muerte de un hermano, como Gustavo Adolfo Albizures, alias el Mishi. Mishi, por callado, por cauteloso, por su impecable presentación personal que jamás descuidaba, salvo cuando estaba enfermo, y era el aviso que andaba mal y había que ponerle atención. En otras palabras, era el “Mátalas callando” de la familia, que se daba a querer con propios y extraños, dejando huella por donde pasaba.

Gustavo se salvó de morir en los años ochenta y se salvó también en las calles del imperio que recorrió perdido, por más de un año, cuando amigos y familiares le buscaron por todos los rincones de Los Ángeles, California, hasta mi padre viajó a buscarlo porque reconocía que el Mish, sabía sobrevivir y no perdía las esperanzas de encontrarlo, y así fue, enfermo como estaba, regresó al país en los años noventa, y en cuanto se repuso entró a trabajar en la Asociación Familiares de Detenidos-desaparecidos de Guatemala (Famdegua), acompañando en las exhumaciones y documentando hechos del pasado a través de entrevistas con familiares de víctimas y víctimas sobrevivientes. Documentó la existencia de innumerables cementerios clandestinos y por eso los familiares de las víctimas, especialmente de Petén y de Alta Verapaz, por donde el transitó, compartiendo con ellos, le recuerdan y preguntan por él, por quien silenciosamente les había escuchado con respeto.

Hoy, ya no sabemos qué decir, solo que le enterramos el martes pasado, que dejó de sufrir y que no recorrerá más los escabrosos caminos por donde yacen las víctimas del pasado. A miles de ellas, contribuyó a que se les diera cristiana sepultura, como lo hicimos con él, y deja un vacío enorme en la familia, pero también un grato recuerdo de quien supo ser hermano y cultivar la amistad por diversos rincones del país. Hasta pronto Gustavo.

http://www.elperiodico.com.gt/es/20150430/opinion/11863/Hasta-pronto-hermano.htm

2 comentarios :

  1. no hay palabras ni pasos para mitigar la ausencia que acompaña este tiempo que toca seguir con vida, ojalá dando vida aún desde la misma ausencia en quienes sobreviven en los diferentes rincones con la infinidad de riesgos, nuestras oraciones y buenos deseos para la familia Albizures cargada de energía.

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  2. Un abrazo lleno de luz para la familia Albizurez.

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