miércoles, 19 de noviembre de 2014

¡Extra, extra, Guatemala de nuevo bajo dictadura militar!


 Aló mundo, Guatemala vive nuevamente el régimen de una dictadura militar, perpetrada por los mismos chafarotes de hace 30 años,  rastreros de Ríos Montt y CACIF,  fascistas camisas blancas de moral vendida.

Aló mundo, ¡extra, extra, Guatemala soterrada bajo la impunidad! ¡Noticia de última hora, Guatemala se hunde en la escoria! Orejas por doquier, ojetes en cada esquina, ¡noticia urgente, Guatemala es asaltada por el narco Estado!

Aló mundo, S.O.S., Guatemala está atada de manos y pies, la están torturando, la desangran, la ultrajan, la segmentan los hijos que  han irrespetado y  traicionado  el vientre que los parió, han escupido el rostro de la tierra que es su madre.

¡Urgente, Guatemala agoniza! La ahogan los conspiradores, los traficantes del poder, los pérfidos que la transgreden, esos togados de sacos finos y zapatos de charol. Esos que se abren de piernas para aceptar plácidos la enhebrada que cobrarán en ascensos, viajes vacacionales, carne tierna para mancillar, cuentas bancarias en el extranjero, favores personales, en tráfico de influencias y en polvo blanco que tragan sus hijos.

Esos jactanciosos de la erudición, los de diplomas y doctorados. Esos a los que las lociones caras no les quitan el hedor a escoria que expelen sus poros. A los que el enjuague bucal no les quita la  fetidez de la labia.

La Jauría esa que se sienta en los butacones de la Corte de Constitucionalidad, la cuadrilla que se apropia  la Corte Suprema de Justicia. Los jueces vendidos. El presidente genocida. La vicepresidenta petulante y descarada. Fiscales alevosos y obedientes a la orden del amo.

¡Extra, extra, Guatemala agoniza! La lapidan, la erosionan, la apuñalan los infames adictos al poder, los impunes, los especímenes de la desvergüenza.  La despedazan, la despellejan los mezquinos ilustrados para vender.

¡Urgente, urgente, Guatemala llora sangre! La amordazan, la apuñalan, los instruidos con prioridad de clase. Los delincuentes, los asesinos que caminan libres, culpables inconfesos. Culpables descarados.

Venden la tierra, oprimen a los líderes comunitarios, los asesinan, los encarcelan, amedrentan la voz unánime que defiende los Derechos Humanos. Una venda de ignorancia y terror al pueblo que no tiene capacidad de reacción. Lisonja a la clase media para que siga en su soberbia de alcurnia privilegiada. Condescendencia a la clase alta para que tenga libre acceso a lo que no le pertenece.

¡S.O.S., Guatemala perece! Su juventud universitaria apática es incapaz de pronunciarse. Los docentes universitarios son incapaces de incitarlos a pensar, de estimularlos a actuar.  Pocos cuestionan, pocos exigen cuentas, pocos piden justicia.

Los medios infames lanzan cortina tras cortina de humo, desestabilizan, engañan y esconden la verdad. El pueblo duerme la dulce siesta de la ignorancia y de la dejadez.

Fue noticia, era urgente,  fue un grito de auxilio, Guatemala se hunde, su pueblo no tiene pulso, su corazón no late, su voz no se pronuncia, sus manos no crean, sus pasos yacen, sus sueños mueren, la pereza impera, su sangre se ha secado ya no borbotea,  ¿podrá más la indiferencia y el miedo  que la dignidad? No se pierda el siguiente capítulo de: ¡Extra, extra, Guatemala de nuevo bajo ataque militar!

Porque esto es una novela que comenzó a escribirse varias dictaduras atrás.

¡Extra, extra, el que no brinque es chafa! Malaya.



Ilka Oliva Corado.
Noviembre 19 de 2014.

Estados Unidos.

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