martes, 24 de julio de 2012

Porque el pasado es hoy



COLUMNA DE OPINIÓN


Clara Arenas
Directora Ejecutiva
AVANCSO

Hacer historia no necesariamente significa escribir o leer largos tratados sobre asuntos que no parecen tener nada qué ver con nuestras vidas cotidianas y ordinarias. No se trata necesariamente de retener en la mente nombres extraños y fechas que ni siquiera podemos imaginar cuán lejanas son. Hacer historia puede ser algo cercano a nosotros, apasionante y esclarecedor. Veamos algunas posibilidades.

Podemos hacer la historia de nuestra propia familia. Pensarán algunos que ya la saben, ya se las han contado los padres o los abuelos muchas veces. Bien, tratemos de escribirla y veamos hasta dónde llega atrás en el tiempo la historia que sabemos. Miremos si están claras las dos líneas de parientes que se relacionan con la familia de nuestras madres y las dos que se relacionan con la familia de nuestros padres. Establezcamos si hay rutas de migración en la historia familiar e intentemos trazar estas rutas en un mapa. Establezcamos también si hay momentos de participación política, de aprietos económicos, o si, por ejemplo, estos han sido las constantes. Pero, sobre todo, preguntémonos por lo que no sabemos de esa historia familiar y, más aún, tratemos de establecer por qué no lo sabemos, por qué no se nos ha trasladado en la historia que se nos ha contado. 

También podemos hacer la historia de nuestro barrio. Puede resultar un poco más complicado hacer esto que la historia familiar, pero la historia barrial o cantonal rendirá información muy interesante y relevante para quien la hace. De nuevo, comencemos con lo que ya sabemos y escribámoslo, o bien, grabémoslo, y también veamos hasta dónde llega nuestro conocimiento atrás en el tiempo. ¿Se trata de un cantón o de un barrio muy viejo? Miremos si sabemos cuándo y cómo se fundó, quiénes fueron sus primeros habitantes y por qué poblaron este lugar. De nuevo, un mapa con los distintos trayectos puede ser útil. Pongamos atención a si está en el centro del pueblo o ciudad, o si está alejado del mismo. Establezcamos si ha variado o no el tipo de familias que habitan este barrio; aquí se puede indagar sobre si la ocupación de las familias ha cambiado, si en general se han enriquecido o empobrecido, si siempre han sido y siguen siendo indígenas o mestizas. Podemos preguntarnos sobre si hay historias de participación política barriales o familiares y también sobre si hay actividad de tiendas, molinos, herrerías, zapaterías y si siempre ha sido así. Ahora, hagámonos la pregunta importante sobre qué es lo que no sabemos de nuestro barrio o cantón y, sobre todo, preguntémonos por qué no sabemos estas cosas. 

Otra posibilidad: hacer la historia de la tierra de nuestra familia, si la tiene, y la historia de los cultivos que ha habido en ella. Veamos hasta dónde podemos retroceder en el tiempo. Escribamos lo que sabemos; por ejemplo, cuándo y cómo se obtuvo esta tierra; si ha crecido o disminuido la cantidad de tierra que se tiene y por qué. La historia de los cultivos es también una historia importante. Miremos si sabemos por qué se ha cambiado de cultivo o por qué no se ha cambiado de cultivo en nuestra tierra. Establezcamos si las cosechas mejoran o empeoran cada año y también por qué. Miremos si las mujeres de la familia tienen o no tienen tierra. Escribamos si ha habido catástrofes naturales que hayan arruinado nuestras tierra y cuándo sucedieron, así como lo que nuestra familia hizo en estos casos. Y, bueno, de nuevo preguntémonos qué es lo que no sabemos sobre la historia de la tierra familiar y establezcamos por qué no lo sabemos o por qué no se nos ha contado esa parte de la historia.

Estos ejercicios y muchos otros que pudiéramos imaginar (como la historia de nuestro establecimiento educativo o de nuestra maestra o maestro; la del negocio familiar o la de la empresa cerca de donde vivimos) nos podrán servir para constatar que lo que nosotros hacemos hoy es parte de esas historias que otros podrán reconstruir mañana y, más aún, que lo que hoy es, es también lo que fue. Sin ese ayer que reconstruimos, no seríamos lo que somos hoy.

Estos ejercicios también nos servirán para poder hacer preguntas sobre el porqué de lo que fue y es, así como sobre el porqué de lo que no sabemos. Quizá podamos entonces captar el concepto de “historia oficial”, la historia que otros quieren que sepamos, pero que no es cabalmente la que me puede explicar quién soy y por qué.                                                      

Guatemala, 17 de julio del 2012.

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